El 17 de mayo se celebra el
Día Mundial de la Hipertensión Arterial, una oportunidad para tomar
conciencia sobre la importancia de mantener una presión arterial saludable.
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica donde
crece demasiado la presión sanguínea en las arterias. Para mantener la presión
controlada es imprescindible una alimentación reducida en sodio. Es una enfermedad
frecuente que afecta a más de un tercio de la población adulta.
“La
hipertensión no da síntomas durante mucho tiempo y, si no se trata, puede
desencadenar complicaciones severas como infarto cardíaco, accidente
cerebrovascular, daño renal y ocular, entre otras complicaciones” afirma la Dra
Valeria El Haj, Directora Médica de Vittal. Ella señaló algunos factores de riesgo a tener en cuenta:
• Antecedente
personal y familiar de HTA (hipertensión arterial) y enfermedad cardiovascular
• Antecedente
personal y familiar de dislipidemia (aumento anormal de las concentraciones de
colesterol y triglicéridos en sangre)
• Antecedente
personal y familiar de diabetes mellitus
• Tabaquismo
• Consumo de
sal, grasas y alcohol
• Drogas que
pueden causar HTA: Antiinflamatorios, corticoides, anabólicos ,anorexígenos
como anfetaminas, cocaína y otras drogas de abuso , descongestivos nasales
, anticonceptivos orales y hormonas
sexuales , antidepresivos, especialmente
inhibidores de la monoamino-oxidasa, inhibidores de la recaptación de
serotonina, antiparkinsonianos, productos de herboristería que pueden causar
hipertensión arterial (cáscara sagrada, licorice, regaliz, etc.),
antimigrañosos como la ergotamina.
El sodio es un elemento muy importante que nuestro cuerpo
necesita para controlar la presión arterial y el volumen sanguíneo, además de
ayudar a que los músculos y los nervios funcionen apropiadamente. Está presente
en la mayoría de los alimentos: leche, remolacha, apio, sal de cocina, cubos de
caldo concentrado, salsa de soja, panceta, jamón, verduras enlatadas y hasta el
agua potable.
Es importante moderar la ingesta del sodio para prevenirse de la amenaza de la hipertensión arterial y/o acumulación de líquido en personas
con insuficiencia cardíaca congestiva, cirrosis del hígado o nefropatía.
Para evitar esto, los adultos deben limitar el consumo de
sodio a 2,300 mg por día y, quienes padezcan de hipertensión, 1,500 mg por día.
Las personas que padecen insuficiencia cardíaca congestiva, cirrosis hepática y
nefropatía pueden necesitar cantidades mucho más bajas. Lo ideal sería no
superar los 3 blisters de sal al día (es decir, 3 grs totales al día agregados
a las comidas, como máximo).
A pesar de que no existen cantidades de sodio específicas
recomendadas para bebés, niños y adolescentes, es importante acostumbrar al
organismo a consumir moderadas cantidades de sal y, de ser posible, no agregar
sal a las comidas ya elaboradas, lo que hace que luego esa comida vaya
perdiendo el sabor y cada vez hagan falta cantidades más elevadas de sal. Una
alternativa para esto es reemplazar esta falta de sabor con condimentos
aromáticos (orégano, perejil, tomillo, albahaca, pimienta, etc.) y jugo de
limón.
Para graduar la ingesta de sodio, la nutricionista Viviana
Desanzo, recomienda una dieta que contenga:
Verduras: Zanahoria, brócoli, lechuga, acelga, tomate, cebolla
y papa.
Frutas: Mandarina, naranja, arándano, fresa, manzana, uva.
Cereales y granos: Avena, maíz, lentejas, nueces, café,
pasta y arroz.
Recomienda evitar fiambres, embutidos, aderezos, quesos sin
sal (en lo posible no quesos blancos), manteca y margarinas, panes y productos
de pastelería y confitería.
Si Ud. es hipertenso acuda o llame a un servicio de
urgencias en caso de:
• Dolor de
cabeza muy intenso y repentino.
• Dificultad
para hablar y levantar un brazo o parálisis facial.
• Mareos o
vértigo.
• Visión
borrosa.
• Dolor en el
pecho o sensación de falta de aire.
“Está comprobado que el control de la presión arterial disminuye
la morbimortalidad cardiovascular; sin embargo, sigue siendo un desafío
pendiente”, concluye la Dra El Haj.