miércoles, 1 de agosto de 2018

La historia de Gerda Taro, para la tapa del Blog



El 1 de agosto de 1910 naciò en Stuttgart, Alemania Gerda Taro, la primera fotoperiodista en cubrir y en morir al informar de una guerra.

Apodada "Pequeño zorro rojo" por su juventud, astucia y color de pelo, es la alma mater del seudónimo Robert Capa como firma de las fotografías que le dieron fama profesional en su corta vida.Tardó encontrar su vocación, pero hasta en eso fue revolucionaria al ser la primera fotoperiodista reconocida como tal al decidir empuñar una cámara en lugar de ser musa de un fotógrafo. También fue pionera en cubrir un frente de guerra y, por desgracia, también la primera en encontrar la muerte en ella, en la Guerra Civil Española en 1937.


Solo 26 años vivió Gerda Taro, pero estuvieron llenos de intensidad, aventuras, viajes, amor, creatividad y, sobre todo, de un legado en fotografías que sirven para documentar el sufrimiento de una guerra en la que siempre pierde el pueblo, indefenso y roto por el dolor.

En 1929, Gerda Taro y su familia se trasladaron a Leipzig, justo antes del comienzo de la era nazi en Alemania. La joven Gerda apoyó a los izquierdistas en lugar de a los nazis y por ese motivo estuvo sometida a custodia protectora, aunque el mayor susto fue en 1933, cuando la detuvieron por hacer campaña contra el gobierno nazi. Toda su familia se vio obligada a buscar residencia en otros países y acabaron separándose en distintos destinos.

Ella escapó con una amiga a París, donde trabajó de niñera, de camarera, de mecanógrafa de un psicoanalista y de secretaria en la agencia Alliance Photo. En este último trabajo no solo consiguió una buena agenda de contactos, sino descubrir su vocación, algo que el destino se encargó de afianzar al conocer a su alma gemela, un judío de origen húngaro llamado André Ernő Friedman que intentaba ganarse la vida como fotógrafo. Gerda y André se enamoraron, se hicieron novios y André le enseñó a Gerda sus conocimientos de fotografía.

Sin embargo, la falta de trabajo y a la vez la necesidad de generar ingresos, hizo que Gerda ideara una curiosa estrategia: inventaron un personaje llamado Robert Capa con el perfil de ser un afamado fotógrafo llegado de Estados Unidos para trabajar en Europa. Al ser tan famoso, decidieron que vendería sus fotos a través de sus representantes, que serían ellos: Friedman y Pohorylle, pero al triple del precio que un fotógrafo francés. El plan funcionó tan bien que al poco tiempo recibieron gran cantidad de encargos y por fin empezaron a ganar dinero.

Para hacer la historia más verosímil, ella escogió Gerda Taro como seudónimo por su ortografía básica, fácil de pronunciar y su sonoridad parecida a la de Greta Garbo. Para André inventó el nombre de Robert Capa, la auténtica fuente de negocio que en realidad marcó un estilo de fotografías realizadas por ambos y muchas veces resultado difícil adivinar el autor.

En ese momento de sus vidas y de su carrera profesional, España, con el inicio de la Guerra Civil en 1936, era el lugar ideal para forjarse una buena reputación en prensa e incluso hacer fortuna. Decidieron viajar a Madrid, pero además de por los motivos profesionales, también movidos por la injusticia social y sus ideales revolucionarios, y por eso el bando republicano resultó ser el mejor de los destinos.


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Robert Capa, en realidad Gerda y André, viajó por los frentes republicanos españoles -tanto juntos como por separado-. Cubrieron el frente de Barcelona, de Aragón y el de Madrid. Y también viajaron a Córdoba, donde Endre tomó una de sus fotos más famosas, simbólicas y, a la vez, polémicas: ‘Muerte de un miliciano’, ya que muchos dicen que no fue espontánea, sino planificada; mientras que otros creen que fue Gerda y no Endre la autora de la fotografía.

Ambos fueron testigos de diferentes episodios de la guerra y realizaron reportajes que luego eran reproducidos en publicaciones como ‘Regards’, ‘Vu’ o ‘Ce Soir’. A finales de 1936 iniciaron un trabajo en el que André grabó con una cámara mientras ella tomaba las fotografías. Trabajaron tan estrechamente que muchos de los fotogramas de la película son muy similares a las imágenes tomadas por la fotógrafa.

En 1937 se produjo cierto distanciamiento entre ellos y André Friedman se quedó con el nombre de Robert Capa. Gerda Taro rechazó la propuesta de matrimonio de André y desde ese momento continuaron sus carreras de forma independiente. Ella se acercó a los intelectuales antifascistas europeos, como George Orwell y Ernest Hemingway, y empezó a comercializar su trabajo bajo la etiqueta de Photo Taro a publicaciones como ‘Illustrated London News’, ‘Life’ y ‘Volks Illustrierte’. Él, por su parte, acabaría fundando la agencia Magnum Photo.

‘La maleta mexicana’ (tres cajas con casi 4.000 negativos de fotografías de la Guerra Civil Española realizados por Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour), hizo justicia en 2008 al revelar que muchas de las fotografías firmadas como Robert Capa eran en realidad de Taro.

Muriò el 26 de julio de 1937, en plena Guerra Civil, en El Escorial, España
Està sepultada en el cementerio de  Père-Lachaise, por si se dan una vuelta cuando pasen por Parìs. Pueden tomar como referencia el monumento al general armenio Antranik, sobre su blanco caballo de batalla, y van a llegar a la tumba de Gerda Taro, junto a la del médico Domanska (Dr.Dubois, muerto en la batalla de Brunete) voluntario en España republicana.

Fuente:
https://elpais.com/cultura/2018/08/01/actualidad/1533104842_385500.html

Cher anticipa el verano y viene con màs...



“El cliente es muy exigente en términos de la calidad, del precio; y eso se ve en los resultados. Seguimos trabajando con esta “mujer net” que siempre estuvo en CHER. Usamos telas que mandamos a fabricar con nuestros diseños: linos, algodón con elastano, crepes para monos y sastrería... todo con una vuelta morfológica que nos identifica” dice una Marìa Cher, que es en sì misma imagen de su marca.



El color opera como argumento creativo, bien manejado sobre texturas diferentes, con siluetas simples y funcionales. El blanco, el negro, el verde militar, los manteca, los arena, los visones ...
La mujer net ama las sedas, los pantalones, las camisas, las túnicas, las parkas.



La mujer net puede levantar su onda clásica poniéndose una camisa de voile, de poplín y un pantalón más moderno, en una tela “paper” (no se arruga y seca rápido). Cuando elige un color no mezcla y se siente cómoda con un equipo de viscosa, que tiene una caída agradable, tacto confortable y precio más razonable que la seda.
El diseño y el color, tanto en tejido plano como en punto y en algodón con seda, algodón flamé y algodón pima, apuntan a darle aire al estilismo habitual.


Para una chica más “arty” que se divierte al mezclar hay tonos más subidos y estampas propias realizadas sobre la prenda terminada. Y el rock no puede faltar a la cita de esta etiqueta que lo lleva en su ADN: los paillettes resignificados  en tachas bicolores, holográficas; en cueros metalizados, en tejidos con lurex y  denim oversized.


Y los accesorios, un acierto: carteras funcionales, de medidas razonables y zapatos, sandalias o botas confortables (bien armadas pero sin estructura rìgida; ergo, no duelen).


Las zapatillas son otro ìtem con mucha onda (pero no te pondrè la foto para que averigûes por tu cuenta).

Cher Beauty o la democratización de la belleza.



Con la convicción de que no hay edad para el carácter, la elegancia y la provocación Cher Beauty llega como una extensión de valor de la marca, a formar parte de un nuevo segmento “Upper Masstige”. Es la combinacionaciòn de una marca aspiracional como es Cher  un precio al público que se ubica entre “masstige” (marcas masivas) y “presstige” (marcas de lujo).



Historia de Miércoles:Emilia Pardo Bazán, el amor gallego de Benito Pérez Galdós

“Ven a tomar posesión de estos aposentos escultóricos. Aquí está una buitra esperando por su pájaro bobo, por su mochuelo”. “Te beso un mill...