miércoles, 7 de octubre de 2020

La Historia de Miércoles: Maria Callas, el amor y la traición.

 Aquí les traigo la historia de María Callas, “la divina” que, transida de amor, le ofrendó su vida consagrada al bel canto al hombre que la traicionó.



Ana María Sofía Kapalogeropoulou, nunca logró ser feliz. Sus padres, inmigrantes griegos en la gran manzana, se habían separado y cuando ella tenía 13 años la madre decidió volver a Atenas con sus hijas, la bella Jackie y María, de cuerpo generoso y poco agraciada. Pero María era un diamante en bruto, tenía una voz única, talento para la interpretación, y un gran temperamento: los ingredientes para hacer una estrella.




En Atenas, la madre la inscribió en el Conservatorio Nacional falseando su fecha de nacimiento (tenía menos de los 16 años). Luego la II Guerra Mundial llegó a Grecia con la invasión de los soldados italianos y alemanes: María fue empujada por su madre a intercambiar favores mientras la miseria se instalaba en la ciudad. Su maestra y amiga, la soprano Elvira Hidalgo, la ayudó: la vida de María tomó un nuevo cauce y a los quince años, se destacó en Tiefland, la opera de Eugen d’Albert.




En 1949 María conoció en Verona a Gian Battista Meneghini, un acaudalado industrial treinta años mayor y se casó con él quien decidido a convertirla en una estrella, tomó la batuta de su carrera. Ahora ella era la Prima Donna, la Divina Callas, y el público la adoraba.



“Te la ha quitado, Battista”

Así fue como Giovanni Battista Menenghini, se enteró de lo que acababa de pasar entre su esposa y Aristóteles Onassis. Era el año 1959 y ambos habían sido invitados por el magnate griego a un crucero a bordo del yate Christina y allí mismo, con el marido de ella y la mujer de él presentes, surgió la chispa. En un descuido, Onassis se llevó a la soprano a su camarote, pero Tina Onassis, mujer en aquel momento del naviero, los descubrió en pleno acto sexual y corrió a avisarle a Meneghini.



Onassis tenía 53 años y María, 33. Los dos podían jurar con la estridencia de un marinero griego. Y reír como solo los griegos saben hacerlo. El idilio estalló, y el sexo, y el humor, y las tempestades. Una vida desenfrenada junto al millonario griego comenzaba, mientras la estrella del bel canto palidecía.




María se entregó en cuerpo y alma al naviero. La “divina” Callas se cortó el pelo porque él se lo pidió, se quitó las gafas porque él lo quiso y se cuenta que, como Onassis era algo más bajo, ella empezó a usar zapatos planos.


Hay quienes dicen que se hizo un aborto instigada por Onassis; pero en Fuego griego, un libro de casi 600 páginas, el escritor norteamericano Nicholas Gage, con numerosos testimonios y documentos inéditos, revela que la soprano quedó embarazada al principio de su relación. La pareja hizo planes para la llegada del niño y empezó a buscar casa en Suiza, donde ella pudiera vivir con el bebé. El 30 de marzo de 1960 Maria dio a luz a un varón que falleció dos horas después. Fue un parto por cesárea. En el documento que incluye Gage se dice que el niño “nació vivo y murió antes de ser notificado su nacimiento”. 




Otra versión señala que ella, que estaba embarazada de ocho meses mientras Onassis estaba en un largo crucero con sir Winston Churchill, tuvo la idea de adelantar el parto mediante una cesárea para que, cuando regresara, su amante la encontrara guapa y radiante y con el bebé en los brazos. Pero Homero nació con poco peso y problemas respiratorios y murió a las pocas horas de nacer.  La muerte del bebé atormentó a Maria Callas hasta el final de sus días.




La boda que nunca llegó

Callas solo añoraba que un día Onassis le pidiera casarse con ella… pero eso nunca pasó. Callas tuvo que soportar, no solo que Onassis la dejara en 1968, sino que lo hiciera para casarse con otra. Y no con cualquier otra: con Jacqueline Kennedy.


“Fue como recibir un golpe en la cabeza, fue horrible. Intenté sobrevivir. Por él abandoné una carrera increíble, en un oficio complicado. Rezo a Dios para que me ayude a superar este momento. Es un gran cerdo, la van a pagar los dos. ¿Si busco un príncipe azul? Espero encontrar a un hombre que me acepte por lo que soy”. Son palabras de la propia Callas que se recogen en el documental de Tom Volf.


Jamás se lo perdonará, ni siquiera cuando su matrimonio fracasa y él le implora que regrese. Dicen que Onasis murió susurrando su nombre. 




La traición de su amado Aristo, su paisano, su gran amor, que siempre le negó el matrimonio, rompió el corazón de María. Murió a los 53 años, en su departamento de la Avenida Georges Medel 36, cerca del Arco de Triunfo; sus cenizas se arrojaron en el Adriático.























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