Lo cierto es que hasta hace un par de años el agua micelar era un producto de culto reservado a top models y ricas y famosas; y hoy prácticamente todas las marcas de belleza ofrecen su versión de agua demaquillante. La oferta local da para todos los presupuestos, desde la exclusiva Cleansing Micellar Water de La Mer: diseñada con aguas marinas micelares, con su promesa de limpieza con beneficios inmediatos y de larga duración, pasando por el Agua Micelar Ultra de La Roche Posay, también hipoalargénica, de alta tolerancia y no comedogénica -en dos versiones: para pieles normales a secas y otra para mixtas a grasas- hasta la versión de LÓreal, más económica, como para llevar en la cartera para retoques durante el día: corregir contorno de labios, una sombra... detalles.
SIN ARRASTRAR EL ALGODÓN:
¿Algunas amigas te dijeron que el producto no limpia bien? Quizás sea porque impregnan el disco desmaquillante y después se lo pasan con movimiento de “arrastre”: la forma correcta
es aplicarlo con toquecitos y retirando suavemente; así las micelas “se abren”
y “absorben” todas las ingratitudes que encuentran, como la máscara water proof
de las pestañas, el lápiz de cejas que ahora se vuelve a usar, la base de maquillage, sudoración y suciedad cutánea.
Convertida en un todoterreno -con acción 3 en 1- limpia, tonifica e hidrata; mantiene la piel confortable
y elástica, sin dejarla seca ni untuosa. Así que es perfecta para quitarse el
maquillaje o cualquier residuo del rostro. “Es muy interesante la química del
agua micelar”, valora la doctora Patricia Dermer, creadora de Lidherma.
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