El Poncho se ha transformado en un símbolo de la identidad
de Catamarca, y su fiesta es la fiesta
de todos los catamarqueños y de todos los que eligen Catamarca en julio para
ser parte de esta celebración. El Poncho es el símbolo de una fiesta especial,
que comienza cada día con el despliegue de los saberes y las creaciones de
artesanos; y que continúa de noche, al calor de la música y la danza.
En torno a la Fiesta del Poncho se tejen encuentros,
sentidos y representaciones que como catamarqueños nos permiten reconocernos
como pueblo y mostrar hacia afuera, con orgullo, lo que somos... El poncho es abrigo,
impermeable, portabebé o cama. El poncho de los pobres o calamaco, que pintó el
artista Molina Campos en sus almanaques para Alpargatas, es cortito a
diferencia de los majestuosos como el blanco que usó el presidente Urquiza en
señal de paz.
En el patio de la casa de don Ramón Baigorria y su esposa
Graciela Carrasco en Belén de Catamarca, la periodista Graciela Matilde Moreno,
se probó el Poncho del Bicentenario, tejido en familia por estos creadores de
la marca Rua Chaky ("hecho a mano", en quechua) y quinta generación de
artesanos que tiñen las lanas de oveja, llama y vicuña con pigmentos naturales.
Entre los secretos del poncho está el teñido. Cada familia
tiene los suyos y no revelan las proporciones. “Pero sabemos que para lograr el
amarillo se hierven hojas de duraznero, cáscara de cebolla o molle. Con la
chilca y sulfato de hierro, logran el verde oscuro. El marrón se logra con té o
cáscara de nuez. Y el rojo con cochinilla que crece en la axila de las tunas,
que les permite desde el rojo más intenso al rosa más pálido.”
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