Apodada "Pequeño zorro rojo" por su
juventud, astucia y color de pelo, es la alma mater del seudónimo Robert Capa
como firma de las fotografías que le dieron fama profesional en su corta vida.Tardó
encontrar su vocación, pero hasta en eso fue revolucionaria al ser la primera
fotoperiodista reconocida como tal al decidir empuñar una cámara en lugar de
ser musa de un fotógrafo. También fue pionera en cubrir un frente de guerra y,
por desgracia, también la primera en encontrar la muerte en ella, en la Guerra
Civil Española en 1937.
Solo 26 años vivió Gerda Taro, pero
estuvieron llenos de intensidad, aventuras, viajes, amor, creatividad y, sobre
todo, de un legado en fotografías que sirven para documentar el sufrimiento de
una guerra en la que siempre pierde el pueblo, indefenso y roto por el dolor.
En 1929, Gerda Taro y su familia se
trasladaron a Leipzig, justo antes del comienzo de la era nazi en Alemania. La
joven Gerda apoyó a los izquierdistas en lugar de a los nazis y por ese motivo
estuvo sometida a custodia protectora, aunque el mayor susto fue en 1933,
cuando la detuvieron por hacer campaña contra el gobierno nazi. Toda su familia
se vio obligada a buscar residencia en otros países y acabaron separándose en
distintos destinos.
Ella escapó con una amiga a París,
donde trabajó de niñera, de camarera, de mecanógrafa de un psicoanalista y de
secretaria en la agencia Alliance Photo. En este último trabajo no solo
consiguió una buena agenda de contactos, sino descubrir su vocación, algo que
el destino se encargó de afianzar al conocer a su alma gemela, un judío de
origen húngaro llamado André Ernő Friedman que intentaba ganarse la vida como
fotógrafo. Gerda y André se enamoraron, se hicieron novios y André le enseñó a
Gerda sus conocimientos de fotografía.
Sin embargo, la falta de trabajo y a
la vez la necesidad de generar ingresos, hizo que Gerda ideara una curiosa
estrategia: inventaron un personaje llamado Robert Capa con el perfil de ser un
afamado fotógrafo llegado de Estados Unidos para trabajar en Europa. Al ser tan
famoso, decidieron que vendería sus fotos a través de sus representantes, que
serían ellos: Friedman y Pohorylle, pero al triple del precio que un fotógrafo
francés. El plan funcionó tan bien que al poco tiempo recibieron gran cantidad
de encargos y por fin empezaron a ganar dinero.
Para hacer la historia más verosímil,
ella escogió Gerda Taro como seudónimo por su ortografía básica, fácil de
pronunciar y su sonoridad parecida a la de Greta Garbo. Para André inventó el
nombre de Robert Capa, la auténtica fuente de negocio que en realidad marcó un
estilo de fotografías realizadas por ambos y muchas veces resultado difícil
adivinar el autor.
En ese momento de sus vidas y de su
carrera profesional, España, con el inicio de la Guerra Civil en 1936, era el
lugar ideal para forjarse una buena reputación en prensa e incluso hacer fortuna.
Decidieron viajar a Madrid, pero además de por los motivos profesionales,
también movidos por la injusticia social y sus ideales revolucionarios, y por
eso el bando republicano resultó ser el mejor de los destinos.
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Robert Capa, en realidad Gerda y
André, viajó por los frentes republicanos españoles -tanto juntos como por
separado-. Cubrieron el frente de Barcelona, de Aragón y el de Madrid. Y
también viajaron a Córdoba, donde Endre tomó una de sus fotos más famosas,
simbólicas y, a la vez, polémicas: ‘Muerte de un miliciano’, ya que muchos
dicen que no fue espontánea, sino planificada; mientras que otros creen que fue
Gerda y no Endre la autora de la fotografía.
Ambos fueron testigos de diferentes
episodios de la guerra y realizaron reportajes que luego eran reproducidos en
publicaciones como ‘Regards’, ‘Vu’ o ‘Ce Soir’. A finales de 1936 iniciaron un
trabajo en el que André grabó con una cámara mientras ella tomaba las
fotografías. Trabajaron tan estrechamente que muchos de los fotogramas de la
película son muy similares a las imágenes tomadas por la fotógrafa.
En 1937 se produjo cierto
distanciamiento entre ellos y André Friedman se quedó con el nombre de Robert
Capa. Gerda Taro rechazó la propuesta de matrimonio de André y desde ese
momento continuaron sus carreras de forma independiente. Ella se acercó a los
intelectuales antifascistas europeos, como George Orwell y Ernest Hemingway, y
empezó a comercializar su trabajo bajo la etiqueta de Photo Taro a
publicaciones como ‘Illustrated London News’, ‘Life’ y ‘Volks Illustrierte’.
Él, por su parte, acabaría fundando la agencia Magnum Photo.
‘La maleta mexicana’ (tres cajas con
casi 4.000 negativos de fotografías de la Guerra Civil Española realizados por
Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour), hizo justicia en 2008 al revelar que
muchas de las fotografías firmadas como Robert Capa eran en realidad de Taro.
Està
sepultada en el cementerio de
Père-Lachaise, por si se dan una vuelta cuando pasen por Parìs. Pueden
tomar como referencia el monumento al general armenio Antranik, sobre su blanco
caballo de batalla, y van a llegar a la tumba de Gerda Taro, junto a la del médico
Domanska (Dr.Dubois, muerto en la batalla de Brunete) voluntario en España
republicana.
Fuente:
https://elpais.com/cultura/2018/08/01/actualidad/1533104842_385500.html